La Castellana

Me ubico caminando, avanzo, no se hacia donde, pero avanzo: el Paseo de la Castellana.

De repente me ubico, sin saberme, observando con los ojos bien atentos y el corazón bien abierto, la Cibeles de testigo, los arboles desnudos de sus hojas, el cielo gris del invierno q se hace presente en la bufanda y el abrigo, en los pasos rápidos de los peatones q golpean sobre los charcos q deja la suave lluvia.

Recapitulación del tiempo, de este tiempo por vivir y ser vivido, vívido en pretextos y causas, motivaciones para saltar al vació, desapego; en este mundo q a pesar de todo sigue siendo una maravilla.

Y en mi cabeza se agolpan versos, poesia urbana, ornamentos de palabras, alegrorias del lenguaje, frases q nunca llegan al papel, se las lanzos al ave q pasa deprisa hacia el Prado, la regalo como flores q se queman en la nieve de Retiro, letras q dejo en los andenes de Sol.

Derrepente, súbito, recapitulo en una borrasca de imágenes diafanas los años de atrás, en la misma fecha pero en un espacio distinto, en latitudes y contextos q me parecen tan ausentes, con personas q ya no estan, con momentos q atesoro en el banco más seguro ante la crisis y las piramides financieras: mi memoria.

Hoy, este día, en esta fecha calendario, bajo estas nubes, más q una mueca aparece la sonrisa, sabiendome un poco más ubicado, ocupando un lugar en tiempo y espacio, sabiendome, mirandome en el reflejo de las vidrieras, miro al cielo y solo me resta decir: gracias.