miércoles, 9 de noviembre de 2011

México en mis sentidos.


México me hace sentir tanto, se me agolpan tantas ideas y cosas que quiero decir sobre esa abstracción a la cual creo que pertenezco y para la cual aspiro un futuro mejor puesto que nuestros destinos están entrelazados.

México no es circunstancialmente el conjunto de lugares, personas, historias o andares que han conformado mi vida; es mucho más. Es ese pasado complejo y rico del que herede traumas y tesoros, código genético con más de 3000 años, raza hecha a choque de mestizaje, de dualidades que se juntan, cómo se fusionan el Águila etérea con la Serpiente rastrera.

Soy el resultado de una sociedad anquilosadamente dinámica, contradictoria y disimulada, llena de color y artificio, basta en riquezas que no se cuentan en pecuniario, con personas premodernas, modernas y posmodernas conviviendo en el mismo tiempo y espacio, y quienes tenemos un presente compartido lleno de retos y oportunidades.

Para mí, vivir México es intenso, porque somos muchos,  porque tenemos muchas cosas de las cuales sentirnos orgullosos, porque a pesar de nuestras diferencias (que son muchas) tenemos un ideal que si bien no es coincidente usando la razón,  nos une cuando usamos el corazón. Porque México se siente antes de razonarse, ya que es una abstracción ininteligible, somos un pueblo joven con alma de viejos, porque tenemos raíces en esta tierra que nos transmite y nutre con la fuerza de vital de nuestros antepasados para poder construir (en nuestro habitual caos) un espacio mejor  para nuestras familias.

Aquí nacimos, aquí nuestros padres hicieron su lucha, aquí están nuestros muertos, y aquí es dónde queremos que nuestros hijos jueguen en paz, y lo queremos porque aspiramos  educarles bajo una cosmovisión rica de sonidos, colores, aromas, historias, sabores; valores que le son propios al alma de los mexicanos, porque frente al mundo globalizado consideramos que tiene un valor específico el asumirse personalmente como hijo de esta tierra.

Nuestra esencia como Nación se puede percibir por cada uno de los sentidos, basta con recobrar la capacidad de asombro frente lo cotidiano, en el espacio compartido por tan diversos seres humanos a los que nos une la pertenencia a una cosmovisión llena de mágica, surrealismo, sabor y tantas cosas que nos hace sentir tanto por un lugar en el mapa llamado México.

Me siguen colisionando ideas, imágenes, sabores, olores, sensaciones, sonidos de todo lo luminoso y oscuro que puede ser mi patria y recuerdo lo que dijera una amiga de México hablando sobre los mexicanos:  “…se siente como que la gente quiere a su país desde el alma”.

No hay comentarios:

Entradas populares