Reforma estaba cerrada a la circulación vehícular, así que pudimos llegar a la Alameda Central caminando, y para aprovechar que el perímetro A del Centro Histórico estaba libre de vendedores ambulantes quisimos aprovechar la oportunidad de poder caminar sin esquivar puestos semifijos, lonas que impidieran ver los edificios virreinales, el poder interactuar con la arquitectura urbana del casco viejo de la Ciudad de México.
Caminando por la calle de moneda, con rumbo al este, hacia la Academia de San Carlos que ahora está siendo remozada en su fachada. Hacia tantos años que no podía pasar hacía la Plaza de la Santísima, cuya cuadra se especializa en vender tela al por mayor (casi cada calle o cuadra del Centro tiene a un gremio especializado en algo, como la Calle de Rep. de Chile para vestidos de novia, la calle de Carranza para deportes, El Salvador: papelería y bisutería, Regina para la música, San Pablo las bicicletas, etc, etc ,etc)
Bueno de ahí, caminamos hacia la Plaza e Iglesia de Loreto, subiendo por la calle de Guatemala, esa iglesia la diseñó Lorenzo de La Hidalga, y es un bello ejemplo de un arquitectura neoclasíca francesa, muy sobria pero tremendamente inclinada y desnivelada por el hundimiento de ese suelo tan inestable por haber sido arrebatado al Lago de Texcoco por los Aztecas en 1325.... Sí, nuestra Ciudad, la Muy Noble y Leal Ciudad de México, es la mas antigua de América, nada mas 682 años de que el ombligo del Valle de Anahuac sea el imán para tantas generaciones y gentes.
De ahí a San Ildefonso, por la calle de Justo Sierra, por donde estaba la antigua Escuela de Jurisprudencia, y luego hacia la calle de Brasil, la Plaza de Santo Domingo, rodeada por los portales de los evangelistas por ser los antiguos escritorios públicos donde la gente que no sabia escribir dictaba sus cartas a un amanuense... ahora ahí está el gremio de los impresores.
Regresamos al Zocalo. Ese espacio vital que hace latir a la gran Ciudad, una Ciudad que no duerme, que es intensa, demasiado compleja, inabarcable si se mira, insensible la mayoría de las veces, hogar de tantos sueños.
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