Mi recuerdo de Oracio

Calzó el pliego blanco en la pared manchada, acerco el bote lleno de pinceles, brochas y espátulas, cobijo sus ideas en los tubos de pintura primaria; se quito la remera como si no la quisiese ensuciar mas de pintura, saco el disco de 33 revoluciones.

.- Charlie Parker parece una buena opción.

Giro la bombilla de la lámpara hacia el muro: soporte de las embestidas de sus visiones. Tres pasos atrás para ver la perspectiva de la virginidad del lienzo…………. Solventes, whisky y recuerdos. Saca pincel abanico…. Coge algo de rojo carmesí para la paleta improvisada, romperá lo que varios días trajo en mente, brotara el agua del río, se ahogará de nuevo en sueños salvavidas, se salvara por querer defender su ración de paraíso………. Caída vertical del pincel. Firmeza del que tiembla ante la vida y pierde el aire del pecho cuando mirá a sus fantasmas pasar sobre la vía o en el parque.

Bocanada fría que le aviva el ardor de sus pasiones mas bajas y no por eso desdeñables, de sus convicciones de homicida y escoria, de fantasma de carne, de huesos llenos de agua.

Cae el pincel, caen los sueños; cae la pintura, caen los miedos.

Ttsss, tttsssss, ttssss, tttssssshhhh, tttssssshhhhh….. platillos de batería.

Focaliza la imagen, la tiene; es suya, por un segundo es suya, no se detiene, intenta de nuevo, la coge por el cuello y la obliga a salir de su mente, la traduce, se codifica en color, en óleo, el lienzo pierde su virginal pureza, es atravesado, penetrado por el carmesí y el frenético movimiento del artista que recoge todos los segundo en inmensidad de imagen….. una imagen es todo el tiempo; un hombre solo un segundo. Abstracción mestiza en un piso en la ciudad luz….