
¿Quién soy? Un mamífero de sangre caliente, terrestres, bípedo, macho, omnívoro, con una corteza cerebral bastante compleja para el volumen de mi cráneo. Mi sistema nervioso recuerda a un red eléctrica mientras que, al menos en teoría, mis sentidos han alcanzado un alto grado de sutileza. Mis pupilas se dilatan, mi corazón bombea sin tregua y mis glándulas sudoríparas trabajan con frenesí. Una potente dosis de hormonas irriga mis tejidos. En resumen, soy un animal acorralado, triste, enfermo. Un animal que, pese a los infinitos progresos de la ciencia, no logra comprenderse a sí mismo.
¡Extraña lógica! ¿En realidad existe alguien en mi interior? ¿Por que los humanos nos obstinamos en ser únicos, asumiendo una personalidad que nos ancla para siempre? La idea de ser muchos, de ser legión, nos aterra. Reconocer las distintas voces que nos habitan significaría aceptar un desvarió cotidiano.
Para ser admitidos en sociedad debemos mostrarnos lúcidos, dueños de una lógica impecable, capaces de moderar nuestros impulsos. Por eso dicen que la conciencia carece de límites precisos, que solo es una rutina informática compleja, el producto de algún algoritmo ejecutado en el cerebro.
Yo jamás me conformé con esa hipótesis.....
¡Extraña lógica! ¿En realidad existe alguien en mi interior? ¿Por que los humanos nos obstinamos en ser únicos, asumiendo una personalidad que nos ancla para siempre? La idea de ser muchos, de ser legión, nos aterra. Reconocer las distintas voces que nos habitan significaría aceptar un desvarió cotidiano.
Para ser admitidos en sociedad debemos mostrarnos lúcidos, dueños de una lógica impecable, capaces de moderar nuestros impulsos. Por eso dicen que la conciencia carece de límites precisos, que solo es una rutina informática compleja, el producto de algún algoritmo ejecutado en el cerebro.
Yo jamás me conformé con esa hipótesis.....
Jorge Volpi
No hay comentarios:
Publicar un comentario