sábado, 3 de mayo de 2008

Recuerdos de Oracio.

Los platillos chocan con un ritmo de dos tiempos, hay una sección de metales en el fondo del acompañamiento, los versos los repite, como si quisiera resaltar la importancia de una idea, reafirmar lo que tanto ahoga al pecho; y cuando ya no puede mas, comienza la desgarradora acción de la guitarra eléctrica. Lentamente poniéndole palabras lastimosas de los acordes.

Oracio salió del Arles, cogió el metró (aun era temprano) estaba cansado de estar en la calle, caminando por donde solía estar acompañado, “Tiempo y espacio...espacio sin tiempo....tiempo vacío” se bajo del vagón dos estaciones antes de la mas próxima a su departamento. Camino sobre la vía, dejo sus sueños sobre la banqueta. Llego al edificio de 5 pisos, saco las llaves, dio el giro y entro. Se miro de reojo en el amplio espejo que esta en el lobby, subió desganado las escaleras. Llego a la puerta verde, abriola y encontró como era costumbre de las tardes de los jueves la correspondencia que consistía básicamente en cuentas y pendientes de pago, un folleto del partido comunista y un sobre sin estampillas, solo con su nombre escrito a mano, sin remitente, pero con una letra en demasía conocida por él.

Con emoción que intentaba disimular a pesar de estar solo en su piso, quiso no darle mucha importancia al sobre, se quito la cazadora, se descalzo, vio el folleto de los comunistas, cebo mate, dudo, se esperanzo, rió, se inquieto...... tomo el sobre y con su navaja abrió un extremo, la caligrafía confirmo al remitente.

“Alo, llegué ayer a la ciudad, estaré por un mes. Espero verte.

Julia”

1 comentario:

Jo dijo...

me hace falta un buen remitente... de esos mensajes de botella o que hallas inertes al fondo del buzon... un mensaje sms.


un misil de perdida.. una bala... una clave, un id. una luz verde... (ah no lo verde solo en ensaladas ya dije)

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