Marrakech

En la plaza se escuchan los tambores, mientras el humo de los puestos callejeros de comida cruza hacia el minarete de la mezquita.

los encantadores de serpientes se marcharon para dar paso a los grupos de música tribal y merolicos, el color de las naranjas, toronjas y limas de los carritos de los vendedores de jugos contrasta con los carritos de semillas, frutos secos y especias.

antes de las 9 p.m. se escuchan los llamados a la oración por parte del Himan, la gente se apresura a entrar a la mezquita, mientras los jovenes q atiendes los puestos de comida tratan de llevar gente a sus locales habladoles en distintos idiomas según le parezca el q le corresponde al posible comensal.

los tambores siguen, de vez en vez se intercala con la cornetas y algun violin disidente q se escucha en el fondo, en las orillas de la plaza los restaurantes donde el Tayin o Cuscus se sirve como lo mas típico sin olvidar el te de menta para la digestión y disimular el calor que hoy a las 4 de la tarde llego a 45 grados.

La Medina de Marrakech es laberíntica, en los pasillos de su mercadillo uno puede encontrar artesanías de laton o piel de camello, jilabah o turbantes, puestos de pescados o camisetas de equipos de fubol.

es un lugar tan intenso, tan vivo, lleno de colores, olores....

hace tres noche acampamos bajo las estrellas del desierto del Sahara, cerca de la frontera con Argelia, el cielo mas estrellado que hay avisto jamas, intercalndo el manchon de la via lactea con estrellas fugacez q nos regalaban deseos, la arena naranja del Sahara y mi trasero molido despues de andar poco mas de dos horas sobre el camello, la fiesta de tambores con los Tuareg para tursitas, el correr por las dunas, el ver el amanecer, el sentirme plenamente vivo tan lejos, tan pequegno.

Casablanca fue una decepcion, se ve mas bonita en la pelicula, quizas por q es en blanco y negro, tal vez Marrakech la eclipso con tanto color.

Sigo aqui, en Africa, en esta historia q se cierne sobre mi, en este mi eterno presente.