viernes, 29 de febrero de 2008

Signos


cada mañana es una aventura de lanzarme al vació, transitar esta montaña horizontal, reencontrarme con mis viejos pasos pero con zapatos nuevos.

De repente, por la calle, en el cielo, súbitamente apareces en un anuncio, en una nube, en un resplandor de esa luz de atardecer, con su color dorado que acaricia la silueta de los objetos, bebiendo eternidad en instantes.

Y cada instante, a cada espacio y tiempo, que volteo a lo andado, una alegría melancólica se asoma tras la mueca que esbozo: signos.

Creo que también es tiempo de abstinencia, tiempo de cerrar la llave. Creo que nos arrojamos al mar pero con ropa.

y que será cuando seas tu... y que será cuando sea yo.... ¿continentes distintos?, ¿aventuras incompletas?, maldito miedo que nos hizo ser dos segundos sin sincronía.

Se me seco el pecho.

Un hueco tan densamente profundo se hundía en medio de mis costillas.

Caía como agua, el desierto impávido se yacía frente a mi. Y la posibilidad se presento ahí. Sin tenerte, comencé a caminar, hacia la nada, un cielo tan inmenso que me devoraba, con sus azules tan azules y sus silencios que me ensordecían.


y ahora es seguir caminando, sin esperar. sin juzgar. sin desear.

No se en que momento camine tanto para tenerte tan lejos; a donde llegaría cada vez mas rápido entre mas me distanciara.

Hay algo entre nosotros que no se que es, ni como definir y ni como entender. solo se que es.

ahora yo ya no se tantas cosas... ahora es tan ahora, eterno presente, no ayer, no mañana, instante: la muerte chiquita.

Pinche muerte chiquita; nos vas matando por pedacitos, poco a poco, ligeras desilusiones, enfermedades, tumores y hospitales, velorios, funerales; cambios de trabajo, cambio de horarios, cambio de sueños.

devenir de río, acorde fuera de tiempo. me pasan tantos vacíos, pero existes; aun tengo al sol para besar tu sombra.

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