Y me dicen.....

...de que sirve, todo sigue igual, nada va a cambiar.

..... ashhhh va a llover, se van a apagar las velas que piden que llevemos en la marcha....

hace cuatro años hubo una pero no paso nada...

no es nada concreto, no va a tener una reacción concreta.

Ir de noche al Zócalo es muy peligroso, después de la marcha nos van a asaltar.....

ya ha habido muchas ¿que hará de esta diferencia?.

Y les digo....

tenemos que apoderarnos de los espacios públicos, recuperar los lugares de convivencia, no replegarnos como sociedad...

y si llueve; que la templanza de ir a pesar de eso, que el coraje de creer en esta causa de un espacio común mejor, de un México mejor, vale la pena;........, el quedarnos juntos a pesar del agua, es como quedarnos juntos en el momento mas oscuro de la noche... antes de que salga el sol. el sol que queremos compartir.

...¿acaso, y no vale la pena, salir de nuevo a la calle, sentirse parte de un movimiento de millones de personas, de buscar un espacio de unidad, de encuentro?..

el exigir, el concentrarse en el Zócalo, corazón político y social de México, de manera cívica sin consignas ideológicas que nos enfrenten, sin colores. que somos más los que estamos comprometidos con hacer lo propio para sumar y vivir en armonía.

El Zócalo, esa plancha, la tercera más grande del mundo después de Moscu y Beijing, centro cósmico de los Aztecas, imán político de los novohispanos, batallas, marchas, desfiles, amor, lagrimas, el Zócalo de Méxhico-Tenochtitlan, es donde debe confluir el río de gente que clama por la paz. Regar a la tierra para que germine la paz.

La marcha en sí no hace ningún cambio, el cambio se dará si cada uno de los que cree y sueña en un espacio mejor, se decide en marchar cada día por un México del cual se sienta a cabalidad orgulloso, si se decide a no ceder ante la corrupción y la violencia.

Entonces me di cuenta que el devenir de un pueblo, empezó en una marcha común.